jueves, 19 de noviembre de 2009


Los días pasan muy lentamente, tumbada en la cama sin saber que hacer o que decir. Todo gira pero tú permaneces inmóvil ante el paso del tiempo. Miras hacia atrás y solo hallas una canción a medio escribir y una ridícula novela (historias de una vida) a la que le falta el desenlace. Miras hacia delante y no ves nada, tan solo oscuridad, desesperación y soledad.

Estás cansada de aparentar que todo va bien, de que nada te importa y que pase lo que pase siempre tendrás una sonrisa en la cara. Harta de que la gente te diga todo lo que tienes y que no vean la inmensidad de cosas que te faltan. Agotada de que todos envidien tu vida, que te envidien por ser como eres y que tú seas la única que te odies por todo lo que has pasado.

Son momentos difíciles. Exteriormente no te sientes triste, pero anhelas todas aquellas horas perdidas en ese cuarto repleto de objetos, simplemente pensando en tus cosas, teniendo la mente en blanco. Y es al mirar hacia el pasado cuando te das cuenta que ahora ya no vale la pena, porque todo tu mundo se ha venido abajo y no tienes fuerza para levantarte una vez más. Porque aquel cuarto lila en el que guardabas todos tus secretos y recuerdos ahora está completamente vacío y tan sólo con pensar en tus cosas ya resuena el eco en esas cuatro paredes...

Estás intentando ver las cosas de otro modo, procurando no desmoronarte, escuchando esas canciones que te destrozan y te reconfortan al mismo tiempo. Lo haces sola porque te sientes sola, porque estás sola, porque aunque te encuentras rodeada de un número considerable de gente no te sientes para nada acompañada. Porque ellos no te comprenden, porque tú no te dejas comprender.

Ahora recuerdas todos tus sueños frustrados, todas aquellas ilusiones violadas, todas aquellas acciones erróneas y te arrepientes de todo a la vez, pero ahora ya es más que tarde para enmendar todos los fallos del pasado.

Te torturas por dentro, muestras una sonrisa por fuera y así nadie se da cuenta de tu agonía, porque no quieres que nadie lo sepa, porque no merecen saberlo, porque te quieren demasiado como para verte sufrir, porque sabes que intentarían consolarte pero no quieres compasión, porque sabes que cuando empieces a desahogarte no vas a poder parar...

Escribo estas líneas con la esperanza de que alguien las lea, de que alguien se sienta identificado, de que alguien pueda descifrar algo de entre tanta palabrería.

Va dirigido a todas aquellas personas que ahora están en sus casas sin hacer nada y que han tenido un día de perros. A toda esa gente quiero explicarles que, por muy mal que vayan las cosas, siempre hay alguien que también ha tenido un mal día, y, en ocasiones, saber que no eres el único (o única) que lo pasa mal, te reconforta, porque sabes que por una milésima de segundo alguien se siente identificado contigo y ya no estás solo.

Es importante recordar que lo que nos hace ahogarnos y morir no es caer en el pozo, sino permanecer sumergidos, y también debemos ser capaces de ver a toda esa gente que nos rodea y que nos quiere con toda su alma (padres, madres, novios, novias, mejores amigos...), porque todos ellos saben hacer que por un momentito el mundo parezca tener sentido.

Gracias a todos los que me habéis apoyado en los momentos más difíciles de mi vida...


lunes, 16 de noviembre de 2009

Eres una puta.

¿Dónde te crees que vas con esa ropa?

No me extraña que los de la calle te miren como si te comieran con los ojos.

Golfa.

No vales nada.

Estoy contigo por pena.

Si me dejas NADIE querrá estar contigo.

Eso es demasiado corto.

Vas enseñando todas las tetas.

Solo sirves para follar.

Eres una auténtica mierda.

Tienes suerte de que esté contigo porque sino serías una muerta de hambre.

Estas y muchas otras frases son el pan del día a día de muchas mujeres y chicas en todo el mundo. No importa de qué cultura seas, de qué color sea tu piel o incluso que tendencia sigas, ya que hagas lo que hagas o digas lo que digas, corres el peligro de sufrirlo.

Maltrato psicológico, ese es su nombre, y es el más rastrero, sucio, manipulador y el más difícil de demostrar que he visto nunca. Algunos pensaréis: “¿y qué hay del maltrato físico? ¿No tiene importancia?” si, si que la tiene, pero bajo mi punto de vista el maltrato psicológico es algo más difícil de llevar.

Suele sucederles a personas influenciables, inseguras de sí mismas, que necesitan cariño, amor y que nunca han tenido a nadie al lado que les ayude, que no le han propiciado apoyo ni nada semejante, personas que creen estar solas en el mundo.

Los hijos de puta que lo realizan son cerdos manipuladores, que se aprovechan de pobres chicas que lo único que necesitan es cariño, que se creen superiores a los de su alrededor, que piensan ser más listos que ningún otro y que ven al resto de gente como una posesión más.

A parte de chicas también lo sufren chicos (aunque en menor cantidad) y niños.

Este tipo de maltrato te destroza por completo la vida, ya que esto no es como los golpes, esto no se va, esto te sume en un gran pozo sin fondo, te acabas creyendo toda esa basura que azota a tus oídos. Al principio te parece tan solo una discusión, crees que él no quería decirte todas aquellas barbaridades. La segunda opinas que no es consciente y le dices que no lo vuelva a hacer. La tercera le gritas que a ti no te levanta la voz, que a ti nadie te llama estúpida y que tú no eres ninguna furcia. A la cuarta, la quinta, la sexta, la número cincuenta, cien, ochocientos ya no puedes pararlo, empiezas a ver que no puedes rebelarte, que en el fondo eres débil. Opinas que gracias a él eres lo que eres, que gracias a él gira tu mundo, que todo es perfecto a pesar de las discusiones y que a todo el mundo le pasa algo semejante cuando discute.

Pero tengo algo que decirte: No eres una puta, él es un manipulador. Tú vales mucho más de lo que te imaginas y por supuesto cincuenta mil veces más de lo que él te dice. Tu vida no tiene sentido gracias a él sino que él se cree mejor por tenerte controlada. No debes dejar que el miedo te posea, cuando te rebelas contra él, contra el miedo y olvidas ese eco que se repite en tu cabeza, créeme, sientes una gran liberación y satisfacción increíble.

Sé que pensarás que no sé de lo que hablo, que es muy fácil decir todas estas palabras al no haber sufrido ese tipo de maltrato y que yo en tú situación no podría hacer lo que estoy diciendo que hagas tú, pero quiero aclararte algo, yo sé que no permitiría que me hicieran eso, que nadie es mejor o peor que los otros, que cada uno somos como somos. Habrá pijos, góticos, emos, frikis, negros, blancos, mulatos, albinos… pero a pesar de todas esas cosas, cosas que nos hacen ser especiales, todas esas cosas que nos unen y nos separan, cosas que son nuestras y de nadie más, a pesar de ellas, TODOS y cada uno de nosotros somos personas, y todos merecemos un mínimo de respeto.

Tú opinas que él tiene razón, que es muy sincero y que te dice las cosas como son. Que no tiene pelos en la lengua y que gracias a él tú has abierto los ojos de golpe, pero no. Busca, busca esa voz en tu interior que grita rebeldía, esa voz que reclama vendetta, ese eco que susurra que escapes. Desata esa venda opaca que cubre tus ojos y que no te permite percibir la realidad, haz caso a tus amigos y familiares, mira a tu alrededor y céntrate en ti misma.

Obviamente él te lo pondrá difícil, porque como ser miserable, inestable e inseguro que es ,siempre está a la defensiva, y no querrá perderte porque maltratarte es lo que le hace sentir vivo, pero tú no te tienes que achantar, continúa adelante, a pesar de sus amenazas, gritos y la escoria que te escupe. Tú tienes que empezar a vivir, y tú eres la única que puede liberarte de ese calvario. Eres la única que puede pararle los pies a ese perro. Debes de gritar aquí estoy yo y no soy una mierda, que me visto como quiero y que a mi nadie me mangonea.

No importa la edad que tengas ni lo mucho que quieras a la persona que tienes al lado.

Aquí lo único que importa eres tú y tu vida, y créeme, cuando empieces a vivir la vida sin tener que estar atada a un hijo de puta, esta te parecerá maravillosa.

Y a ti maltratador, tengo algo que decirte: Eres un miserable. Necesitas sentir que tienes poder sobre alguien y disfrutas menospreciando a la gente. Te encanta infundir miedo y crear odio, y sobre todo te encanta tener a la gente pillada para que no pueda escapar. Pues, ¿sabes una cosa? El más perjudicado vas a ser tú, porque un día dejaras de infundir miedo, un día te darán la patada y con un poco de suerte acabarás en la cárcel. No eres nada, nunca lo has sido y nunca lo serás. Tú no tendrías que existir, eres escoria humana, lo sabes y te das asco.