El último adiós

lunes, 22 de marzo de 2010

Nadie lo sabía, pero ella lo prefería así. Quería vivir sus últimos momentos de forma feliz, no con constantes lágrimas en los ojos y recibiendo disculpas por cualquier error del pasado. Simplemente quería dejar un pequeño recuerdo en ese inmenso mundo en el que vivía...
Tenía a su familia, que siempre la habían animado en todo; tenía un novio que la amaba con todo su corazón a pesar de los errores que ella había cometido; y sobretodo tenía amigos, aquellos que siempre le habían tendido una mano, pasase lo que pasase... y eso era lo que ella quería recordar.
Siempre había dado la imagen de mujer dura, que nada le afectaba y que llevaba los problemas con elegancia, pero sin embargo ahora estaba asustada. Tenía miedo de la única cosa que no podía controlar: la muerte.
Fue por eso por lo que aquella mañana recogió sus cosas y fue a su casa; había estado aplazando aquella visita durante mucho tiempo porque no quería enfrentarse a ello, pero cuando llegó ya era demasiado tarde. El hombre que le había hecho volver a creer en todo lo hermoso y que le había devuelto la vida y el aliento estaba tumbado en el suelo, con los ojos abiertos de par en par y agonizando...
Ella se apresuró, cogió el teléfono e intentó pedir ayuda, pero en el fondo de su corazón sabía que ya era demasiado tarde. Se acercó al amor de su vida, le dijo que lo lamentaba, que le querría hasta el fin de sus días, que nadie ocuparía su lugar y que era una persona horrible por no haber querido pasar aquellos últimos meses con él a pesar de que sabía que se estaba muriendo. Que no quería afrontar la realidad y que se sentía muy egoísta.
Silencio.
Dolor.
Agonía.
Llanto.
Todo se rompió cuando él, con su último aliento logró decir: "Te perdono, princesa".
Muerte.
Los dos quedaron muertos en el suelo: él por su enfermedad y ella por culpa de un corazón roto.

No permitas que el orgullo o el miedo te arrebaten todo aquello que mereces. Arriesga y sé feliz, porque nunca sabes qué es lo que puede suceder, lo que puede acabar o terminar. Esto es simplemente "vida" y tienes que aprender a vivirla al 320%, porque sino, te arrepentirás de todo aquello que no te atreviste a hacer...


Dedicado a todas aquellas personas que se sienten culpables o que han perdido a alguien en algún momento de sus vidas...

11M: una fecha para recordar

jueves, 11 de marzo de 2010


Miles de personas se levantan por la mañana, repletos de sueños y esperanzas, con ganas de comerse el mundo y todo lo que se les ponga por delante.

Din Don Din: el próximo tren se estacionará en el andén dentro de cinco minutos.

Gente esperando ansiosa para subirse y llegar a su destino. Muchos van al trabajo, muchos otros son estudiantes. Niños, adolescentes, padres, madres, abuelos, abuelas, turistas, residentes, todos entran en el tren, sin saber lo que les depara el futuro.

Un grupo de chicas está riéndose porque su amiga les cuenta que se acaba de sacar novio, un grupo de ancianos recuerdan como era Madrid en los viejos tiempos, un niño jugando con su Action Man sentado en el regazo de su madre, una mujer llorando porque acaba de separarse de su marido, y dos novios que se acaban de casar. De repente todos los pensamientos se silencian, todos se ponen nerviosos sin saber el porqué… de repente, al salir del túnel, todo empieza a vibrar, la gente se agita, se miran unos y otros, la tensión se puede cortar, no se puede respirar y el aire es denso. Todos callados, con miedo a preguntar, las vías se rompen, las ruedas chirrían, los vagones se separan, la sangre hierve, empieza la carnicería.

Los televisores de todo el mundo anuncian el desastre: una bomba en Atocha, estación de metros de Madrid, miles de muertos, cientos de heridos, familias destrozadas, familias divididas…

Los trenes estallan, revientan los vagones, los asientos se doblan, los huesos se quiebran, las luces explotan, la sangre se esparce, se ahogan los gritos, se vomitan los llantos…

La gente no da crédito, algunos ya se lo temen, han perdido a alguien, otros no quieren creérselo. Se descuelgan los teléfonos, se llama a todos los números, las líneas se saturan y el sufrimiento es mayor. Los hospitales se ponen en marcha, bomberos, policía, curiosos, todos acuden al lugar del suceso. Sale humo, la sangre tiñe las paredes, los trenes destrozados sollozan en silencio, las lágrimas pesadas se derraman en la cara de los cadáveres limpiándolos del negror de la explosión.

¿Qué ha sucedido? Un atentado. ¿Quién lo ha provocado? Nadie lo sabe. ¿Por qué razón?

Seis años después sigue siendo un misterio…

Seis años repletos de dolor, de angustia, de resentimiento.

Seis años que han provocado un vacío dentro de muchas personas.

Seis años que han pasado en un soplo.

Seis años que han marcado vidas.

Seis años que han marcado historia.

El dolor no se borra con seis años, ni con diez ni con cincuenta. El dolor no se borra, simplemente se aprende a convivir con él y éste nos acompaña hasta la tumba.

Un atentado que ha provocado muertos y que le ha extirpado la vida a la gente que ha perdido a algún ser querido.

Todo el mundo se movilizó con el suceso, pero eso solo duró un par de días, porque para los que no hemos perdido a nadie es mucho más sencillo olvidarlo. El apoyo no cuenta solo los primeros días, sino que el apoyo es bueno en todo momento, y ahora, seis años después parece que nos hemos olvidado de ese día. Ahora el hablar del tema no causa ninguna conmoción, el hablar del tema no supone ningún dolor para los que no perdieron nada, y eso me parece un comportamiento egoísta.

Yo por suerte no perdí a nadie, y espero no tener que hacerlo nunca, pero a todas esas familias, personas, individuos y seres que perdieron algo en aquel tren quiero que sepan que lo lamento muchísimo y que a mi no se me olvida lo que pasó. Sé que las palabras pueden sonar vacías y sin sentido, pero no sé cómo expresarlo de mejor forma. Simplemente puedo decir que lo siento.

Y a todas esas personas que no han perdido nada en aquel tren ni en aquella estación les doy la enhorabuena y también siento lástima por ellos, porque muchos se han olvidado del suceso y a muchos no les importa el dolor que han sufrido todas estas personas.

En cualquiera de los casos, lo siento, y espero no ser la única que recuerde ese día seis años después, y espero que la gente recuerde el once de marzo de 2004 cada día de sus vidas porque así demuestran solidaridad, y sobre todo, recordando el 11 M les demostramos a todos los que murieron que España no se ha olvidado de ellos y que los tendremos siempre presentes en nuestra mente y en nuestros corazones…

Doctor Photoshop

martes, 9 de marzo de 2010


Estoy harta de ver que la gente de la calle quiere ser como las famosas... Sinceramente, no lo entiendo.
A ver, yo soy la primera que cada lunes empieza el "régimen" y que me dura hasta el martes por la mañana, pero hay gente que se toma eso del "adelgazamiento" demasiado enserio.
Vamos a ver señores, vivimos en un mundo en el que si no eres guapa, con unos ojazos impresionantes y no tienes un novio/a buenorro/a no eres una persona normal. Seamos honestos: la perfección NO EXISTE. Todos tenemos nuestros defectos y nuestras virtudes, incluso las celebrities.
Me da rábia ver la muchas de las chicas de mi edad (o más pequeñas) intentan tener el cuerpazo de Angelina Jolie o de Gisele Bündchen... Ellas, como la mayoría de gente famosa, llevan maquillaje y Photoshop.
La sociedad nos influye (sobretodo a las mujeres) a que tenemos que tener un cuerpazo para ser felices y ser alguien dentro de este mundo, y eso no es verdad. Todos somos perfectamente imperfectos y no debemos dejar que los cánones de estética nos influyan de esta manera. La sociedad se aprovecha del poco sentido común de los ciudadamos para así poder comerles la cabeza con tonterías...
Con Photoshop todos podemos ser perfectos, pero debemos saber que llevar una talla 34 no es sano, que ser guapa y tonta es una gilipollez y que ser el más popular y tener un millón de amigos en el facebook no es lo más importante del planeta...
No dejéis que este tipo de cosas rijan vuestras vidas, no merece la pena...

Sin corazones en el mundo...

jueves, 4 de marzo de 2010

Hay mucha gente en el mundo, y muchas de estas personas, son personas sin corazón, y no me refiero a la gente malvada, sino a la gente que, por todo lo que ha sufrido en su vida, haya sido corta o larga, ya no son capaces de sentir.

Vivir una vida sin ilusión, sin saber sonreír, sin saber amar, sin temerle a la muerte… una vida vacía.

Gente que no sabe qué sentir, que no sabe hacia dónde caminar, sin saber que hacen en este mundo. Eso son personas sin corazón.

Este tipo de persona puede que esté muy cerca de ti y que tú no te hayas dado cuenta. Pero dime ¿qué harías tú si fueras como ellos? ¿Puedes imaginarte como te sentirías? Yo te lo diré: no sentirías absolutamente nada. Estarías vacío por dentro; sangrando con cada ápice de emoción, sintiendo frío en las venas, desangrándote poco a poco sin derramar ni una sola gota, agonizando cada segundo de tu vida viendo lo que otros tienen y que es lo que tú has ansiado desde siempre: amor, cariño y comprensión.

Personas sin un rumbo que seguir, sin saber cómo reaccionar ante las emociones, personas sin destino…