lunes, 10 de noviembre de 2008


Las lágrimas se suicidan por tus ojos, resbalando por tus mejillas hasta llegar a caer al suelo y tener así su dulce muerte.
Intentas callar tus sordos llantos sin éxito.
Quieres gritar pero esa sensación de angustia no te deja ni respirar.
Sientes un enorme nudo en la garganta que no puedes deshacer de ninguna manera.
El vómito de sentimientos y palabras está estacionado en tu estómago y se esta impacientando porque quiere salir lo antes posible.
No quieres comer, te cansa respirar, tus piernas no te funcionan, pretendes avanzar pero te resulta imposible…
Pretendes no llamar la atención y la llamas más que nunca.
Todos te rodean, intentan darte su apoyo, pero tú no ves más allá de lo tuyo.
Solo te centras en lo que tienes delante. Problemas. Problemas. Problemas. Problemas.
¿Por qué no avanzas?
¿Por qué no intentas superarte a ti misma?
¿Por qué te quedas sentada como un niño pequeño, llorando, tendida en el suelo?
No le encuentras solución.
¿Es que acaso no la tiene?
No haces nada más que tragarte tus sentimientos hasta ahogarte con ellos, y cuando ves que ese asqueroso vómito se acerca a ti de nuevo, lo único que haces es intentar soltar una pequeña parte a unos calientes oídos que estén dispuestos a escucharte.
Ya has calentado demasiado la cabeza de la gente.
¿Te sientes mejor?
No.
¿A quién quieres engañar?
No te sirve de nada contarle todos esos rollos a la gente, ya que luego no te sientes mejor, simplemente tú crees que te has quitado un peso de encima, pero en el fondo de tu ser sabes que eso no es cierto.
Da asco la situación.
Da asco que no sepas expresarte con claridad.
Da asco como actúas.
Intentas evadirte de todo aquello que no te gusta, y al ver que no lo consigues, te enrabias y piensas que todo el mundo te ha fallado, que todo sale mal, pero, ¿sabes una cosa? La culpa no es de los demás, es tan solo tuya.
Afronta tus problemas.
Demuestra que eres una adulta.
Levántate con el pie derecho cada mañana.
Olvida los temores.
Lucha por lo que crees justo.
Ama más que nunca.
Olvida el rencor.
Aplasta la angustia con la suela de tus zapatos.
Olvida el pasado.
Vive al límite el presente.
Suena perfecto ¿verdad?
Pero la verdad es que no te ha servido de nada, porque sigues pensando que todo a tu alrededor está perdido, que todos te han fallado y que eres la única que lo está pasando mal.
Tú sigue con esos absurdos pensamientos que llegarás lejos nena.
Necesitas algo que te haga reaccionar.
Algo que te de donde más duele.
Algo de lo que no seas capaz de escapar…
Te formularé una pregunta sencilla.
Estamos preparados cuando los demás nos decepcionan, porque ya sabemos que lo van a acabar haciendo tarde o temprano pero, ¿qué ocurre cuando descubres que [b]TÚ[/b] eres la decepción?

2 comentarios:

Ácrata dijo...

Olé tus supuestos cojones chica.
Me ha encantado y tienes toda la razón del mundo, bueno almenos me he sentido identificada. Cuando tengo un bejón normalmente no cuento el problema real a nadie, y si lo cuento ¿qué? simplemente lo he soltado y he calentado la cabeza a alguien que te ha aconsejado pero que posiblemente tú has deshechado toda probabilidad de aceptar el consejo. Nada más. Por eso hay que ponerle cojones a los problemas y buscar una solución, porque si no mueve el culo una misma Dios no creo que lo haga.
En fin, que estoy totalmente de acuerdo con lo que dices.
Y sí, he dicho "cojones" dos veces en un mísero comentario...xD

Cuidate guapa.
Nos vemos mañana! :)
Muuuuuuuuàaa!!

Ácrata dijo...

Quería decir bajón porque creo que bejón no existe...
'¬¬